La orientación de la investigación hacia resultados útiles
para el desarrollo de la industria y de la sociedad es una de las
características principales de la investigación en ingeniería. En ciencias más “duras”
como las matemáticas, la física, etc. es más entendible que se lleven a cabo
investigaciones que no se plasmen en aplicaciones reales, al menos a corto
plazo. Desde mi punto de vista este hecho es razonable y normal, ya que la
producción científica de estas áreas es la materia prima de otras (como la
propia ingeniería) que son las que lo trasladan a la sociedad en forma de avances tecnológicos. En muchas ocasiones es difícil valorar si un tema concreto de investigación se va a
convertir en un avance tecnológico o va a morir en folios llenos de texto y
fórmulas. Por lo tanto creo que está bien que los
investigadores tengamos presente la búsqueda de aplicaciones útiles para
nuestras investigaciones, pero tampoco hay que olvidar que a veces pueden tener
sentido investigaciones menos aplicables, ya que en un futuro se pueden
convertir en herramientas indispensables para otros investigadores.
Respecto a la primera de las entradas de este tema, el texto
que más me ha llamado la atención es el del INE. Son interesantes los
comentarios que hace sobre los indicadores de percepción pública de la ciencia,
que clasifica en tres grupos: indicadores de cultura científica, de implicación
y de actitud. Mediante esta clasificación, ese apartado del texto me ha ayudado
a analizar más en profundidad las diferentes actitudes que se pueden adoptar ante
la ciencia. Del análisis que lleva a cabo sobre la innovación
en España a lo largo de las últimas décadas, no es que me hayan llamado la
atención sus afirmaciones, porque ya sabemos el lugar que ocupamos a nivel
europeo. Sin embargo ha sido interesante leer los datos concretos y las
conclusiones a las que llegan los autores. Me ha resultado especialmente
curioso el cuadro en el que se analiza el porcentaje de hogares españoles que
disponen de bienes de contenido tecnológico.
La otra entrada que he leído ha sido la de “Cambio deliderazgo en la ciencia mundial”. Desde hace bastante tiempo se está viendo que
China no para de crecer y su potencial de seguir creciendo parece inagotable.
Años atrás su única ventaja competitiva era que trabajaban mucho y muy
barato, aunque la calidad de sus productos era deficiente y la tecnología que
usaban bastante obsoleta. Sin embargo, en
los últimos años, su modelo de economía está cambiando de forma espectacular.
Le dan cada vez más importancia a la calidad de los productos y del servicio
que prestan, cualidades que habían sido la principal baza competitiva de los países
occidentales. Desde mi punto de vista, el aumento de producción científica es una
manifestación de este interés por la calidad en sus productos.
Tal como se ha venido demostrando últimamente, cuando los
chinos van en una dirección, arrasan. Está claro que, al igual que ha pasado
con el sector productivo, va a ser muy difícil competir con ellos a nivel de
investigación, pero sin duda vamos a estar ahí dando el callo.
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